Grupos cada vez más gigantes, con más marcas bajo control, aceleran el proceso de concentración en el que llevan años inmersos para competir por un mercado en declive, sobre todo en Europa.
La competencia es feroz, por eso el tamaño importa y mucho en la automoción. Los constructores se asocian, se fusionan o se comen unos a otros. Comparten motores, chasis, plataformas, diseños y todo lo que se pueda compartir con un objetivo claro: reducir costes.
Tras la fusión que consuman hoy los grupos PSA y FCA, la industria mundial del motor quedará aglutinada en torno a 13 mayores constructores que controlarán un total de 60 marcas de coches.
La empresa resultante, Stellantis, será el cuarto grupo mundial en términos de volumen, con 8,7 millones de unidades (el 9,5% del total global)Fuente: LaVoz
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