martes, 1 de noviembre de 2016

Ideas para convertir a España en un país de innovadores

La inversión en I+D+i sigue cayendo, a pesar de la recuperación de la economía. Los expertos reclaman más presupuesto, menos burocracia y una educación más innovadora

Cuatro ideas para convertir a España en un país de innovadores

“Puedo prometerles que España seguirá dependiendo del turismo de sol y playa y del ladrillo, y que la inversión en ciencia e innovación prolongará su caída, año tras año, hasta que perdamos definitivamente el tren en el que están ya subidos Alemania, Japón, Corea y Estados Unidos”. Ningún político ha dicho tal cosa en campaña electoral, pero, en honor a la verdad, deberían haberlo hecho. La necesidad de que exista más y mejor I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) para cambiar el anquilosado modelo productivo de este país es algo en lo que insisten todos los partidos, pero que ninguno se ha atrevido aún a llevar cabo. Y vamos a peor. España es el único país de toda la Unión Europea, junto con Portugal, que acumula cuatro años de caída en el gasto público de I+D (-15%) y seis en el gasto privado (-16%). Además de la falta de inversión, la ciencia y la innovación españolas están ahogadas en una interminable burocracia, en la complejidad de un sistema que no ofrece condiciones competitivas para los investigadores y las empresas extranjeras, y en una opacidad y una inestabilidad que lastran la carrera de los más jóvenes.
Sin embargo, los expertos han querido lanzar una serie de propuestas concretas en respuesta a la pregunta de qué habría que hacer para convertir España en un país de científicos e innovadores, en competencia con las economías más productivas y competitivas del mundo. Estas no son todas las reformas que son, pero sí son las más repetidas.

Más presupuesto público y privado

No es lo único que hay que hacer, pero los expertos reconocen que sí es lo primero. La economía española lleva ya tres años creciendo, desde mediados de 2013, pero la inversión en I+D no solo no se ha recuperado, sino que ha caído. En 2014, último año del que existen datos, el PIB español creció un 1,4% mientras que el gasto en investigación cayó un 1,5%. Invertimos en ciencia un 1,25% del PIB, cuando la media europea está en el 2%. Además, la ciencia es como un enorme e ingrato campo de siembra; puedes cuidarlo, regarlo y abonarlo durante años pero, si dejas de hacerlo un mes, se echará a perder y te costará décadas recuperarlo.

Una educación innovadora para generar innovadores

El 65% de los niños que estudian Primaria en estos momentos trabajará en el futuro en empleos que ahora no existen. Harán falta trabajadores empáticos, creativos, innovadores y preparados para el cambio. Además, deberán aprender a colaborar y a trabajar por proyectos más que para una empresa o un jefe en concreto, añade Herrero, que cree que “todas las carreras” en la universidad, a día de hoy, deberían enseñar qué es y cuáles son las consecuencias de la digitalización.

La innovación en el corazón del sistema: compra pública innovadora

La historia reciente de la tecnología ha demostrado que la llamada compra pública innovadora es “el mecanismo más transformador que tienen las administraciones públicas en sus manos”. El reloj se perfeccionó en la época de los grandes navegadores, cuando las naciones invertían en la conquista del mar y de otros continentes, y fue otra conquista, la de la Luna, la que vio nacer el programa Apolo, que compró y encargó tecnología que después generó todo un sector, el aeroespacial, que ahora es una de las principales industrias de EE UU. No se trata de que el Estado subvencione la innovación, sino de que cumpla su papel como tractor, y cree tecnologías y hasta sectores que aún no existen.
La UE comenzó a hablar de las compras públicas innovadoras en 2003, pero en España no solo tardó en imponerse esta práctica sino que estuvo prohibida hasta 2008. Hasta entonces se consideraba que la compra pública debía optar siempre por el producto probado, no por el nuevo.
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