lunes, 13 de abril de 2020

Así será la economía que vendrá tras el virus

La crisis por la Covid-19 augura nuevas reglas en las relaciones comerciales, los hábitos de consumo y en el peso del Estado frente al mercado

Algunas reflexiones de especialistas en los mercados y las políticas económicas, en el artículo de ElPaís enlazado

Todo desastre es diferente. El crash de 1929 y la II Guerra Mundial definieron las bases del moderno Estado de bienestar, y la epidemia de gripe de 1918 ayudó a crear los sistemas nacionales de salud en muchos países europeos.

Es pronto para saber exactamente qué consecuencias traerá esta pandemia. Cuanto más dure la crisis, mayor será el daño económico y social. Los analistas pueden tardar años e incluso décadas en explicar todas las implicaciones de lo que se vive estos días. Lo paradójico, o no, es que este virus explota las características de la vida que nosotros mismos nos hemos dado. Sobrepoblación, turismo masivo, urbes inmensas, viajes aéreos constantes, cadenas de suministros a miles de kilómetros y una extrema desigualdad en el reparto de la riqueza y en los sistemas de salud públicos.

Desde luego, la crisis actual no es tan catastrófica como una guerra mundial o la devastación que vivieron nuestros abuelos en la contienda civil, pero sus efectos económicos serán enormes. Carecen de precedentes en tiempos de paz. El suceso más parecido con el que podemos compararla, el crash financiero de 2008, gestó un cambio intenso en la economía del planeta. Se pasó de un crecimiento relativamente alto y una moderada inflación a otro anémico y con deflación. Pero el mundo nunca más volvió a ser igual al que había sido antes de ese año. El coronavirus va a provocar una recesión muy superior a la de 2008-2009, ya que la deuda actual de Grecia es del 175,2% de su PIB, y en niveles igual de altos, que rondan el 100% del PIB, andan Italia, Francia y España.

Probablemente la mayoría de las economías tardarán entre dos y tres años en regresar a los niveles de producción que tenían antes de la epidemia.




Llegan cambiosLas grandes empresas tendrán que repensar dónde y cómo producen. Muchos elementos se fabrican en China, se refinan en la India y, tras un largo viaje, terminan en las farmacias u hospitales europeos. Una vez que pase la crisis se vivirá una reindustrialización de Europa y Estados Unidos, debido a los problemas en las cadenas de suministro que están sufriendo en estos momentos muchas compañías.

Por primera vez en su historia, la primera potencia del planeta ha renunciado a encabezar la lucha sanitaria y económica mientras China responde con una campaña muy agresiva para mejorar su imagen pública.

Pero Europa tampoco resulta inmune a esa atracción del egoísmo. La Unión debe proteger a sus 500 millones de habitantes o muchos Gobiernos podrían exigir el retorno de ciertos poderes. Es imposible descartar, lo hemos visto, que los meses venideros traigan un masivo rechazo político.

La historia advierte de que los desastres incendian la xenofobia y el racismo. Y cada vez resulta más común encontrar avisos de esa fractura. Incluso en el Viejo Continente ya prospera el relato del “norte industrioso” y el “sur vago”. Especialmente por la dificultad que muestra Europa para organizar una respuesta coordinada. La pandemia está evidenciando, una vez más, la disfunción del euro, que coloca a los países miembros en una camisa de fuerza macroeconómica. A menos que la Unión Europea pueda reunir la voluntad de convertirse en una verdadera unión fiscal y política, la zona euro comenzará a separarse.

Entre los legados del virus, además de mejorar las políticas en materia de salud, existen muchos otros. Posibles tendencias: más trabajo desde casa, auge de los pagos electrónicos, mayores controles en las fronteras, seguros caros y complejos, educación y medicina a distancia, y menos viajes transoceánicos y convenciones.

Los Gobiernos van a gastar más en cuidar la salud de sus ciudadanos y eludir los enormes costes de las pandemias.

Es posible que el consumo cambie. Quizá la gente evitará los lugares concurridos como conciertos y restaurantes ¿afectará las grandes cadenas y los pedidos online?

Las políticas monetarias perpetúan el tipo del dinero alrededor del cero porque la inflación ha dejado de ser un problema”, prevé Roberto Scholtes, director de estrategia de UBS. La economía tendrá que responder a nuevas exigencias sociales. Políticas fiscales más expansivas, mayor presión por redistribuir la riqueza y habrá que diseñar partidas de gastos extraordinarias frente a nuevas epidemias o la crisis climática.

Urge una renta básica o cualquier sistema de distribución similar que dé protección a la gente en tiempos de emergencia y también de calma. Sobre todo después del inevitable aumento del paro que dejará el fin del enclaustramiento económico. UBS estima una destrucción (temporal) de dos millones de empleos en España.

La situación es terrible para los mercados emergentes. Antes de la crisis ya tenían una deuda externa altísima [entre hoy y el final del próximo año, los países en desarrollo deben afrontar, según la ONU, el repago de 2,7 billones de dólares en deuda] y un crecimiento a la baja. Esto provocará el colapso de muchas naciones. Proponemos una moratoria del pago a los países más afectados.

Fonte: ElPaís

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